Galicia posiciona la despensa del mar y de la tierra como seña de identidad

En este escenario, los productos de la tierra y del mar constituyen una referencia indiscutible de esta Comunidad Autónoma en el mundo y son para todos los gallegos –los que viven en Galicia y los que residen fuera– un motivo de orgullo, que les permite presumir, con fundamento, de su contrastada calidad.
Galicia cuenta en la actualidad con 32 denominaciones de origen o indicaciones geográficas protegidas y el abanico incluye desde los más famosos vinos o quesos hasta productos tan característicos de la tierra y el mar como pueden ser los grelos, las patatas o los mejillones. Conseguir que los productos propios de este territorio no sólo no desaparezcan, sino que se consoliden como referentes en el mercado es uno de los objetivos que persigue la Consellería dirigida por Rosa Quintana.
Históricamente, la sociedad gallega se ha caracterizado por el autoconsumo, con producciones de pequeñas dimensiones y de alcance limitado y, por lo tanto, con un reducido impacto económico. Con la puesta en valor de los productos de calidad, a través de las Denominaciones de Origen Protegidas (D.O.P) y de las Indicaciones Geográficas Protegidas (I.G.P.), los productos gallegos han alcanzado una nueva dimensión, más competitiva en el mercado, atractiva para el consumidor y con todas las garantías de que el producto que se ofrece ha pasado rigurosos controles de calidad, como muestra de su especial cuidado en el proceso de producción y comercialización.
Las producciones del campo y del mar de Galicia se han visto mejoradas en los últimos años cualitativa y cuantitativamente gracias a la dinamización de los conocidos como productos de calidad, amparados y protegidos por la Consellería do Medio Rural e do Mar. Se trata de recursos alimentarios que constituyen una de las mejores herramientas de las que dispone el medio rural y marino de Galicia para asegurar su futuro, emprender nuevas vías de desarrollo e, incluso, reinventarse. Las especiales condiciones del clima, la variedad de tipos de suelo y la enorme riqueza del mar, junto con el buen oficio, el esmero y la experiencia que acumulan agricultores, ganaderos, pescadores y mariscadores, hacen de Galicia un territorio con una producción agroalimentaria y marítimo-pesquera única, diversificada y de calidad. Las materias primas de calidad y contrastado valor culinario se ponen aún más en valor gracias a la tradición y al prestigio que atesoran las personas que impulsan el sector primario gallego. Este colectivo acredita amplios conocimientos tanto en la conservación del rico patrimonio vegetal, animal y marítimo como en su aprovechamiento, a través de múltiples actividades económicas.
Pescados, mariscos y carnes, delicias de la tierra
La contrastada calidad de los diferentes productos del mar de Galicia merece una mención especial. Tal es el caso, por ejemplo, del mejillón gallego (Mytilus galloprovincialis), cuyo reconocido prestigio está amparado por una denominación de origen. Sólo los mejillones que realmente proceden de las rías gallegas pueden llevar en su envase la marca Mexillón de Galicia como distintivo de exclusividad.
Las bateas en las que se crían constituyen, por lo demás, una de las referencias indiscutibles dentro del paisaje único de las rías gallegas. Y precisamente el sello pescadeRías es una marca de calidad creada y registrada por la Xunta de Galicia que acredita que los productos de la pesca artesanal y del marisqueo están convenientemente identificados, tienen un alto nivel de frescura y se comercializan por empresas ubicadas en la Comunidad Autónoma, que cumplen determinados requisitos de calidad, además de los exigidos por la legislación en el ámbito de la seguridad alimentaria y del respeto al medio ambiente.
Las carnes de Galicia siempre han gozado de prestigio y reconocimiento. En el caso del vacuno, existe un sello de calidad reconocido como uno de los primeros de Europa en su especialidad. Se trata de Ternera Gallega. El producto amparado procede del ganado de las razas Rubia Gallega, Morenas del Noroeste, cruces entre sí y determinados cruces de éstas con otras razas que se cría en explotaciones controladas por el Consejo Regulador. Éste establece una serie de pautas para el cuidado de las reses, como por ejemplo una alimentación basada principalmente en el aprovechamiento de los pastos, al estilo tradicional. Se trata, además, de la primera carne de vacuno “con carnet” en Europa, ya que fue el primer sello de calidad de este tipo de producciones amparado en el seno de la UE. También la carne de porcino gallego de calidad tiene su reconocimiento con la IGP Lacón Gallego.
Agricultura ecológica
La Agricultura Ecológica –una denominación que a diferencia de las demás no tiene carácter geográfico– es otro indicativo de calidad que ha registrado un gran desarrollo en los últimos años en Galicia, hasta el punto de que el valor de la producción certificada con este sello ha crecido por encima del 3.000 por ciento en la última década. Se trata de un sistema de producción de alimentos basado en un escrupuloso respeto al medio ambiente, el bienestar animal y el mantenimiento y mejora de la fertilidad del suelo.
Los dulces y el pan, la fuerza de la tradición
El Pan de Cea, junto con la Tarta de Santiago, son los dos productos del sector de panadería y pastelería que cuentan con distintivo de calidad. La zona de elaboración de la tarta es toda Galicia, mientras que en el caso del pan se corresponde con el municipio orensano de San Cristovo de Cea.
Las castañas, las patatas o la miel producidas en Galicia también cuentan con un reconocimiento especial por su calidad. En cuanto a la Castaña, la zona de origen de este producto –inseparable del otoño gallego– abarca la mayor parte del territorio de montaña, mientras que en el caso de la Miel de Galicia su área de producción se extiende por toda la Comunidad Autónoma. La apicultura constituye además un elemento importante de la etnografía en Galicia, donde perviven construcciones tradicionales vinculadas a esta producción artesanal.
Patata de Galicia tiene su zona de producción repartida en las subzonas de Bergantiños (en A Coruña), Terra Chá, A Mariña y Lemos (en la provincia de Lugo) y A Limia (en Ourense). Esta protección se corresponde con la variedad de patatas Kennebec, cultivadas según las prácticas tradicionales garantizando los estándares de calidad.
El valor de los lácteos
Uno de los puntos fuertes de la despensa gallega es el que tiene que ver con la producción láctea. En este sentido, conviene destacar aquí la existencia de un indicativo que certifica la leche gallega de calidad diferenciada. Se trata de “Galega 100%”, un sello que garantiza la excelencia del producto y que éste, además, tiene como origen explotaciones de la Comunidad Autónoma.
Galicia destaca también por la calidad de sus quesos, con cuatro diferentes denominaciones de origen (Arzúa-Ulloa, Cebreiro, Tetilla y San Simón da Costa). El Arzúa-Ulloa tiene forma cilíndrica, lisa y sin grietas, con un característico color amarillo brillante. El Cebreiro es de color blanco y de superficie granulosa, y se elabora con una característica forma de seta o de gorro de cocinero. Tetilla es un queso muy reconocido fuera de Galicia por su curiosa forma cónica y su superficie blanda y cremosa; abarca en su producción todo el territorio gallego. El de San Simón da Costa se elabora en la comarca lucense de A Terra Chá, siendo un queso semi-duro de color amarillo-ocre con forma de peonza y fina textura.
Verduras y legumbres: marcas internacionales de la huerta gallega
La calidad contrastada de los pimientos que se producen en Galicia. A los de Herbón, O Couto, Oímbra y Arnoia se acaba de unir el de Mougán, recientemente reconocido a nivel europeo, constituyen otra gran riqueza gastronómica. Son cinco tipos diferentes de pimientos, amparados bajo un sello de una denominación de origen el primero y de indicaciones geográficas protegidas los restantes.
El cultivo de la Faba de Lourenzá abarca el territorio costero de la provincia de Lugo. Con este distintivo se le ha dado nombre propio a esta variedad, de características muy similares a la asturiana y se ha prestigiado el producto.
Los Grelos de Galicia son otro de los productos de la huerta gallega cuya calidad ha sido amparada por un indicativo específico en los últimos tiempos, con la vista puesta en una mayor proyección fuera de la Comunidad Autónoma. Las opciones de comercialización de los grelos son diversas, ya que se pueden encontrar en el mercado en varios formatos (fresco, congelado o en conserva), lo que supone un importante número de consumidores potenciales.
Y todo regado con un buen vino
Galicia cuenta con 5 denominaciones de origen de vino (Ribeiro, Valdeorras, Rías Baixas, Ribeira Sacra y Monterrei). Cada una con una personalidad bien definida, pero todas con un denominador común: La calidad y la vinculación muy directa con el territorio. De los vinos gallegos quizás sean más conocidos internacionalmente los blancos, en especial los elaborados con la variedad albariño, aunque los tintos también están alcanzando un creciente reconocimiento en los mercados.
También destaca Galicia por la riqueza y variedad de sus aguardientes. Las indicaciones geográficas de los aguardientes y licores tradicionales de Galicia protegen tanto el orujo como el aguardiente de hierbas, el licor de hierbas y el licor de café, bebidas todas ellas que forman parte inseparable del imaginario colectivo de esta tierra.
La DOP Monterrei se ubica en las laderas de los montes y valles que atraviesa el río Támega y sus afluentes, en la zona oriental de la provincia de Ourense. La denominación Rías Baixas, cuna del mundialmente famoso albariño, se distribuye en 5 subzonas, la mayor parte de ellas situadas en la provincia de Pontevedra, con una pequeña área de producción en la de A Coruña. Estas subzonas son las de Val do Salnés, Condado do Tea, O Rosal, Soutomaior y Ribeira do Ulla.
El área geográfica de la Denominación de Origen Ribeira Sacra se sitúa en terrenos al pie de las riberas de los ríos Miño, Sil y sus afluentes (en las provincias de Lugo y Ourense). Por su parte, la de O Ribeiro, una de las de mayor tradición, se ubica en la confluencia de los valles del Miño, Avia, Arnoia y Barbantiño, en la provincia orensana. Valdeorras tiene su zona de producción en las riberas y valles por los que discurren el Sil y el Xares, en un paisaje de tierras rojizas en la zona más oriental de la provincia de Ourense, lindando ya con Castilla-León. Además, en relación con la viticultura, cabe mencionar que bajo el nombre genérico de “Vinos de la tierra” se agrupan las denominaciones Barbanza e Iria, Betanzos y Val do Miño-Ourense, correspondientes a estas zonas de producción.
Gabinete de Comunicación da Xunta de Galicia